Hijas, ésta es una de esas historias tristes que siguen ocurriendo por la ignorancia de la gente.
Kyler Prescott era un chavito trans de 14 años, al que hospitalizaron en la Clínica de Manejo de Género, en el Hospital Infantil Rady, en San Diego.
Las enfermeras debían cuidar a Kyler por 72 horas para que no cometiera un suicidio, pero al parecer, hicieron todo menos ayudarlo.
Ellas llamaban a Kyler «niña», aunque él les pedía que dejaran de hacerlo, pues se identificaba a sí mismo en el género masculino.
Pero ellas tercas, nunca le hicieron caso, así que Kyler entró en un punto de frenesí, ansiedad y depresión que lo llevó a suicidarse.
Su mamá demandó al hospital por provocar este incidente, pues dijo que lo terminaron traumando hasta llegar a su límite.
Semanas antes de su suicidio, Kyle escribió este poema:
«Lo he estado buscando por años, pero parece que sólo me alejo de él cada día que pasa.
Él está atrapado adentro de mi cuerpo, enredado en las cadenas de la sociedad que no lo dejan escapar.
Pero un día romperé esas cadenas, Un día lo liberaré.
Y por fin me veré en el espejo. Y me veré a mí-
El niño que siempre estuvo destinado a ser».