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Hipertensión, disminución de la función renal y osteoporosis, comorbilidades más frecuentes en personas que viven con VIH

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El síndrome de fragilidad es un predictor de resultados de salud adversos y de mortalidad.

Un nuevo estudio muestra como la fragilidad es un predictor de mortalidad y desarrollo de comorbilidades en las personas con el VIH de mediana edad.

Entre las comorbilidades más frecuentes se encontrarían la hipertensión, la disminución de la función renal y la osteoporosis

La fragilidad está asociada con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades graves, normalmente relacionadas con el envejecimiento y mortalidad entre las personas de mediana edad con el VIH.

Esa la conclusión de un estudio publicado recientemente en la edición digital de la revista Journal of Infectious Diseases.

Las comorbilidades relacionadas con el envejecimiento son causa, cada vez más importante, de enfermedad grave y muerte entre las personas mayores de 65 años que viven VIH.

En la población mayor con infección por el VIH se ha demostrado una prevalencia de fragilidad que puede llegar a ser el doble a la de la población no infectada y con un desarrollo precoz a edades más tempranas.

Durante el estudio se midió de manera regular la fragilidad a través del fenotipo de fragilidad de Fried. Dicha herramienta es la más utilizada para el diagnóstico de la fragilidad y se basa en 5 criterios funcionales: debilidad, baja resistencia al esfuerzo, lentitud, baja actividad física y pérdida de peso. Las personas frágiles son aquellas que cumplen tres o más criterios, las prefrágiles las que cumplen uno o dos criterios y los sujetos no frágiles o robustos los que no cumplen ninguno.

Durante las evaluaciones del estudio se midieron diferentes comorbilidades como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la hipertensión, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la disfunción renal, la osteoporosis y los cánceres no definitorios de sida. La mayoría de los participantes eran hombres con una edad mediana alrededor de los 50 años. Entre las personas con el VIH, el 96% estaba tomando tratamiento antirretroviral y el 91% tenía la carga viral indetectable.

Durante el seguimiento, el 8% de las personas con el VIH y el 5% de los participantes sin el virus se volvieron frágiles. Además, el 57% de las personas con el VIH y el 49% de los participantes seronegativos fueron diagnosticados como prefrágiles .

Las personas a las que se les diagnosticó fragilidad tenían mayor edad, eran fumadores, consumidores de alcohol y tenían un mayor número de comorbilidades preexistentes.

Los investigadores del presente estudio sugieren que incorporar la evaluación de la fragilidad de manera rutinaria podría ayudar a predecir y prevenir resultados de salud adversos entre las personas de mediana edad que vivan con VIH.

Se sabe que la actividad física sostenida en el tiempo puede mejorar la puntuación de fragilidad entre las personas mayores.