Tabú que el sexo anal sea exclusivo de los homosexuales, existen discusiones interminables acerca de si un hombre hetero que disfruta la estimulación prostática es gay, o si la preferencia sexual y el placer corren por caminos paralelos que sin embargo no son mutuamente excluyentes.
La manipulación manual u oral del ano masculino es fuente de gran placer, y se trata de una cuestión anatómica: más o menos a un dedo de profundidad a partir de la abertura anal se encuentra la próstata, descrito como “el punto P”, un sitio de placer masculino semejante al famoso punto G.
El beso negro o rimjob (también llamado anilingus) es la estimulación oral del ano. Los más avezados pueden tener una sesión de pegging, que consiste en ser penetrado por su chica mientras utiliza un strap-on.
Parte de la excitación de esta práctica implica ceder el rol tradicional de género en la pareja heterosexual. En vez de “dar”, el hombre se permite recibir; en vez de recibir, la mujer experimenta el voluptuoso placer de administrar placer y algo de dolor.
¿Cuántos heteros se anima a practicar pegging?