Murió su esposo, a quien ella quería mucho, así que decidió hacer un funeral fuera de lo común. La última fiesta, el último baile para él de bailarinas exóticas.
El fallecido sufrió un accidente cerebrovascular antes de su muerte y su esposa la señora Jian (taiwanesa), juró pasar cada minuto a su lado atendiendo todas sus necesidades y como regalo final optó por contratar a las bailarinas exóticas.
Las bailarinas exóticas llegaron a la funeraria a bordo de un camión y vestidas en lencería negra. El funeral pasó de ser un sombrío evento a un espectáculo de diversión en el que los familiares y amigos del difunto enfocaron su vista en las mujeres que movían el cuerpo de un lado a otro.
La funeraria se convirtió en un club de caballeros cuando la música de «Maroon 5» comenzó a sonar. Entre asombro, carcajadas y morbo, nadie se atrevió a detener a las bailarinas, cuyo trabajo era bailar alrededor del ataúd tres canciones.
La música dejó de sonar y el ataúd fue llevado al coche que lo trasladaría a la ceremonia solemne.
